La lucha admirable de los discapacitados

Es admirable el esfuerzo que hacen las personas con discapacidades para aprender y ejercer oficios que los hagan sentirse útiles en la vida.

Innumerables ejemplos de cómo esas personas luchan para superarse y romper las barreras de la discriminación y de la exclusión los vemos a diario entre aquellos con discapacidades para hablar, ver y oír o las distintas del sistema psicomotor.

Con las novedades que ofrece la tecnología, los discapacitados visuales ya pueden acceder a formas de comunicación, aprendizaje y oficios remunerativos que antes eran imposibles.

Los sordomudos, por su parte, ya tienen a su alcance más facilidades para estudiar en escuelas y universidades e interactuar con los llamados “normales” en unos planos casi de igualdad, con capacidad para servir a la sociedad si se les dan las oportunidades.

Este espíritu de lucha y superación contrasta con el desgano, desinterés y poco compromiso de muchos “normales” por desarrollar destrezas, lo que queda en evidencia en los pobres resultados de la educación que han recibido a distintos niveles.

Mientras el Estado destina sumas multimillonarias en un sistema educativo para “normales” que no dan la talla, se las niega o se las regatea a la enseñanza especializada de los discapacitados.

Por esa razón, la comunidad de los discapacitados tiene que luchar a brazo partido para superar sus propias limitaciones, su injusta exclusión de los empleos remunerativos y la imperdonable desidia de la sociedad frente a sus necesidades.