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Censura y retaliación

Por exponer responsablemente el estado de precariedad en los servicios de salud mental del Centro de Atención Psicosocial y Desarrollo Humano, ha sido fulminantemente destituido su director.

El psiquiatra José López Mena había descrito para el Listín Diario, el jueves, cómo la falta de personal especializado y de medicamentos había llevado a RESIDE a su mayor crisis operacional.

Este centro, ubicado en La Nueva Barquita, de Santo Domingo Norte, se ocupa de atender los centenares de casos de depresión, ansiedad, trastornos del sueño y bipolaridad que se desencadenaron en ese municipio durante y después de la pandemia del Covid. Con 2,100 pacientes de escasos recursos, el centro estaba incapacitado para atenderlos adecuadamente, con medicinas, alimentos y terapias.

Como respuesta a sus inquietudes, una amplia comitiva de más de 20 personas del Servicio Nacional de Salud se presentó ayer para comunicarle al doctor López Mena que estaba cancelado ¡desde el 24 de agosto!

Y ¿de qué manera se explica que si había sido cancelado hace 16 días estuviese ejerciendo todavía la dirección?

Solo de una: que a los superiores no les gustó la denuncia de la crisis en los servicios de RESIDE, porque con ella ponía en evidencia el descuido en la atención de este centro, que operaba desde el 2019 como un hospital de día para residentes de La Nueva Barquita.

Se trata, a todas luces, de un típico acto de retaliación y de censura que, automáticamente, puede interpretarse como un mensaje de que está prohibido hablar la verdad sobre lo que ocurre dentro del sistema sanitario nacional.

Todo lo que concierna a la salud de los ciudadanos debe manejarse de la manera más transparente posible, máxime si de lo que se trata es de llamar la atención sobre las precariedades de un servicio vital para los miles de dominicanos que hoy sufren distintos trastornos mentales.

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