Opinión

Un “Pegasus” que oye demasiado

El espionaje dominicano encontró en “Pegasus” su más formidable herramienta para invadir la privacidad de cualquier ciudadano, en especial la de políticos y periodistas.

A este programa espía, al que han accedido varios gobiernos latinoamericanos, se le atribuyen fantásticas capacidades para controlar, en remoto, las llamadas de teléfonos móviles.

De ese modo, este software puede manipular las funciones operativas de un teléfono, grabar llamadas, acceder a los contactos y los correos, así como a las fotos y los videos de los usuarios.

Y, por igual, puede hasta accionar a distancia su cámara fotográfica interna para tomar imágenes de los espacios o ambientes en que se mueve el espiado.

Según una investigación de 17 medios periodísticos del mundo divulgada hace un año, la República Dominicana figura entre numerosos países cuyos gobiernos habían adquirido “Pegasus”.

Por eso no resultó sorprendente que, a partir de 2016, se incrementaran las denuncias de espionaje o intervenciones telefónicas no autorizadas por ningún juez, en perjuicio de ciudadanos señalados como opositores y periodistas independientes.

Luego trascendió que una de las víctimas de esa intromisión ilegal fue la hoy procuradora general de la República, Miriam Germán, desvinculada de su puesto de jueza de la Suprema Corte de Justicia tras un malévolo plan de espionaje.

Hay un velo de secreto sobre quién opera aquí ese “Pegasus”, y sería interesante saberlo.

Porque a juzgar por su “utilidad” para los servicios de inteligencia, habría que suponer que su manejo es responsabilidad del Departamento Nacional de Investigaciones, que comparte con las fuerzas armadas la misión de velar por la seguridad nacional.

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