EDITORIAL
La cordura agoniza
El instinto hacia el crimen, el ataque violento, las discusiones absurdas y hasta la pérdida del buen juicio, parecen estar ganando hoy la batalla a la cordura como virtud ciudadana.
La prudencia y la sensatez se están evaporando rápido de los estados mentales y de ánimo de los ciudadanos.
Y este descalabro está abriéndole el camino a la muerte sangrienta que hoy se pavonea ominosamente en hogares y calles de nuestra nación.
Los frecuentes episodios de violencia que nos han conmocionado en las últimas semanas parecen ser el reflejo de las cargas de ansiedades, trastornos mentales, desánimos y depresiones, luego de un largo período de pandemia del Covid.
Los desequilibrios en la economía, la pérdida de empleos, los miedos provocados por las olas delictivas y las incertidumbres ante el futuro, han generado altibajos y cambios radicales en el humor de muchos ciudadanos.
Se reflejan a diario en las rebatiñas por contratiempos en el tránsito, en los feminicidios, en las reyertas entre civiles y autoridades, en peleas por cualquier asunto intrascendente, en las contiendas de pandilleros y sicarios y en la coexistencia intrafamiliar.
Está haciendo falta un ejercicio sistemático de voluntad para recuperar la cordura y la relación de respeto y paz entre los ciudadanos.
Además, un mayor compromiso en la educación sobre deberes y derechos que la Constitución nos brinda para garantizar el cumplimiento de los distintos roles del ciudadano en una sociedad ordenada y civilizada.
Y poner en marcha, desde todos los grupos organizados de la sociedad, un movimiento que ayude a recuperar la esperanza en la solución de los problemas que abaten individual o colectivamente a los ciudadanos.
Demasiadas dificultades hemos heredado de la pandemia y de la inflación, pero tenemos fe de que con la firme voluntad de todos los dominicanos podemos afrontarlas y superarlas satisfactoriamente.