Opinión

La vida útil de un periódico

Miguel FranjulSanto Domingo, RD.

Dos factores definían la vida útil de un periódico, en los tiempos en que los diarios impresos tenían la exclusividad de la noticia.

Estos eran: el sentido de actualidad y novedad de la noticia, y el valor documental de lo impreso.

Con la llegada de la radio y la televisión informativa y, adicionalmente, los periódicos vespertinos, el primer factor, el de la actualidad, vio aumentada su caducidad.

Porque, con las noticias radiadas o televisadas durante la mañana más las recogidas por los vespertinos, que circulaban después del mediodía, la edición de los matutinos quedaba superada, al menos en actualidad.

El otro factor, el del valor documental de la noticia impresa, con el avance de la tecnología digital que permite reproducir sus páginas en formato portátil, también quedó de capa caída.

Pero no por causa de estos factores en declive podría decirse que los periódicos perdieron su intrínseco valor como medios confiables, veraces, ricos en contenidos e información de utilidad y que cayeron de bruces en la lona.

Ahora el reto es contextualizar los hechos y examinarlos a profundidad, junto al uso de narrativas más coloquiales y ajustadas a los hábitos de una audiencia que ya recurre a otras fuentes para informarse.

Esta estrategia permite que los diarios se conserven como modelos del periodismo profesional, con clara misión de servicio a la sociedad y a la democracia, y mantengan su nivel de competitividad sobre la base de contenidos profundos y de calidad, cuya vida útil no está atada al horario de un día ni mucho a la data impresa.

Por el contrario, el periódico aprovecha la plataforma digital para hacerse menos caduco o diluible, presente y permanente, más allá de lo que antes fue.

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