Así es que debe manejarse un hospital
No puede ser que contando con presupuestos, suministros, personal médico y equipos modernos, los hospitales públicos sigan siendo deficientes en la prestación de buenas atenciones a la salud de los ciudadanos.
Una serie de reportajes publicados por este diario ha sacado a la luz las diferentes causas que han sumergido a esos centros médicos en una especie de crisis operativa que afecta su desempeño y la calidad de los servicios asistenciales.
Un caso sirve de muestra: el del hospital Doctor Vinicio Calventi, cuya dirección ha pasado por varios titulares sin que se resuelvan sus deficiencias.
El director actual, doctor José Alfredo Alfaro Pla, con apenas un mes en el cargo, parece estar decidido a imponer un estilo de administración y lo primero que ha hecho es vivir prácticamente allí, detectando irregularidades, fallas de procedimientos, robos de insumos y hasta nóminas fantasmas.
Descubrió que muchos médicos o personas “nombradas” en virtud de su militancia política cobran sin trabajar, que dentro hay personas que sabotean su gestión dañando, desapareciendo equipos o sustrayendo materiales quirúrgicos.
Ese hospital carga con una deuda de más de 700 millones, una situación que parece común en otros hospitales públicos, como común es el deficiente servicio que ofrecen a la población y la recurrencia de episodios de rebotes de pacientes, sin olvidar que acusan un déficit de camas.
Para enfrentarse a la situación anormal del Hospital Calventi, su director se ha visto obligado a supervisar los cambios de guardia médica, la asistencia de los que aparecen en nóminas y a supervisar la entrega y uso de los suministros, para que no le metan gato por liebre.
Este es un buen ejemplo de lo que hay que hacer para dar un mejor servicio hospitalario sin tolerar la incursión de políticos que drenan los fondos del hospital ni prácticas viciosas de incumplir obligaciones o de mal uso de equipos y materiales quirúrgicos, todo lo cual conspira contra la salud de los ciudadanos.