La mirada larga
Dos sectores, la minería y las exportaciones agropecuarias, constituyeron la base salvadora de la economía dominicana en el período más crítico de la pandemia.
Las exportaciones de minerales, como el oro, la plata y el ferroníquel, al igual que las agropecuarias y en buena medida las manufacturas de zonas francas, ayudaron a mantener la producción, el empleo y la entrada de divisas en esos tiempos aciagos.
Una vez fortalecidas esas fuentes de sustentación, el país tiene que abocarse a una estrategia de mayor calado para promover la exploración de áreas donde existen evidencias primarias de la existencia de petróleo.
En esa línea se inscribe el anuncio hecho por el presidente Abinader ante la Asamblea Nacional sobre la creación de una unidad de investigaciones en la Refinería Dominicana de Petróleo, dirigida a la búsqueda y posible explotación de hidrocarburos.
Esto se llama una política de mirada larga si tomamos en cuenta que, como mercado cautivo que somos de las importaciones petroleras, los vaivenes de precios, por un lado, y las garantías de suministros seguros dependen de imprevistos, como una pandemia o la guerra entre las naciones productoras.
Esos vaivenes descuadran los presupuestos del país y generan mayor inflación, encendiendo las chispas de la insatisfacción social y colocando en riesgo de retroceso muchos de los avances logrados en una economía sana, estable y en continuo crecimiento.
El país tiene que apoyar estas iniciativas para aligerar la insoportable carga de estas importaciones, bajo el convencimiento de que con una explotación de hidrocarburos en nuestra plataforma marina o en el subsuelo, otro sería nuestro futuro.