REFLEXIONES DEL DIRECTOR

El periodismo rápido

En la prisa por dar infor­maciones de último minuto, muchos me­dios electrónicos han olvidado o pasado por alto una re­gla de oro del periodismo profesio­nal: la comprobación o confirma­ción del hecho noticioso.

A eso le llamamos el “periodis­mo rápido” y ha sido causante, a menudo, de la difusión involunta­ria de noticias falsas o incorrectas, como las de anunciar una muerte que finalmente no se produjo o de­cir que algo sucedió, sin que así fue­se.

El peligro de asumir la difusión de noticias sin pasarlas por el filtro de la verificación rigurosa es que los medios pierdan el valor de la exactitud y, por ende, el de la con­fiabilidad, aunque la tecnología les permita corregir el dato equivoca­do o admitir la fe de errata.

En los casos de plataformas fu­sionadas de periódico papel y pe­riódico digital, la norma prevalece.

Todas las noticias requieren de un mínimo elemento de compro­bación, siempre que no se trate de un evento en vivo, en tiempo real, en el que los actores hablan o el episodio se visibiliza.

En el periodismo tradicional existía una mesa solo de correc­tores de noticias. Los riesgos de equivocarse o de colar un conte­nido manipulado eran mínimos.

Ahora, la mayoría de los sitios digitales no cuentan con correc­tores ni mucho menos hace voca­ción de comprobación en la prisa por dar el palo noticioso.

Esta velocidad se admitía en los reportes de último momento en la radio o la televisión, como ocurre ahora con las redes socia­les y con periódicos digitales que, sin el más elemental cuidado, re­producen vídeos o noticias que les llegan de fuentes no fidedig­nas.

Las mesas de trabajo en el nue­vo modelo de la redacción y los propios periodistas en lo particu­lar, apegados al rigor y a la ética, constituyen los guardianes de la verificación y la verdad.

Estas premisas jamás deben ser sacrificadas en aras de ga­nar impactos o audiencia con los “Breaking News”.

La mejor noticia siempre será la real, la correcta, la verídica.

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