Opinión

¿Quiénes son?

Una parte de la arena apareció, varios camiones que la transportaron a un “centro de acopio” fueron incautados y sus conductores detenidos, al igual que el “dueño” del negocio.

Esa es, hasta el momento, la historia revelada acerca del llamado “Operativo Dunas de Las Calderas”, llevado a cabo en los últimos días por el Ministerio de Medio Ambiente y militares en el monumento natural del mismo nombre en Baní.

Tratándose de un crimen ecológico sistemáticamente perpetrado contra ese maravilloso santuario de la naturaleza, inquieta que a estas alturas no se hayan divulgado las identidades de los depredadores.

¿Quiénes son?

Porque la devastación cometida ha sido tan profunda que las autoridades pudieron recuperar toneladas de esa arena, fina y valiosa, que estaba a punto de ser comercializada.

¿Qué va a pasar con esa arena?

Lo menos que podría hacerse es retornarla a las dunas, para intentar recuperar la zona de la cual fue extraída, y castigar fuertemente en la justicia a los promotores y cómplices de su ilegal extracción.

Y mientras aguardamos la identificación pública de esos depredadores, nuestra esperanza es que, luego de una sanción ejemplar, la autoridad no vuelva a permitir que las dunas sean devoradas por el afán desmedido de lucro de los comerciantes areneros implicados.

Porque no solo es pernicioso el afán de lucro, señalado por la Iglesia como una de nuestras terribles pandemias sociales, sino el daño que tal degradación causa a la naturaleza, justamente en una zona llamada protegida e inviolable de nuestro país.

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