Opinión

Hay que apurar la vacunación

El país se ha quedado rezagado en el esfuerzo por aplicar la tercera dosis de la vacuna anti-Covid a la mayoría de la población.

Pese a que existe un mandato que convierte a la tercera dosis en un requisito fundamental para el acceso de los empleados públicos a sus centros de trabajo, el bajo índice de los que ya la tienen es preocupante.

Parece haber faltado una acción más contundente del propio Gobierno para lograr que 7.5 millones de ciudadanos se apliquen esta dosis o completen el esquema inicial de las dos vacunas.

Mientras predomine esta lentitud, más vulnerable se torna la población a los ataques agresivos de las variantes Delta y Ómicron, que ha probado ser implacable con los no vacunados.

Con la explosión de contagios que se ha registrado en enero hay razón de sobra para que se acelere la inmunización biológica, pues incluso el país cuenta con suficientes dosis para lograr esa meta.

A este rezago en la vacunación se agrega, como una realidad perturbadora, el hecho de que pocos establecimientos cumplen a cabalidad la orden de exigir la presentación de la tarjeta de vacunación para entrar a ellos.

Y, de paso, hay también una total indiferencia frente a las limitaciones impuestas para reducir las aglomeraciones de personas en lugares públicos o privados, lo que abre la cancha al coronavirus para su propagación.

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