Los tres golpes

El Covid, la influenza y el dengue se han unido para estropearnos las navidades.

A causa de su propagación, innumerable cantidad de ciudadanos padece hoy dificultades para respirar, fiebres recurrentes, malestares musculares y estomacales.

Aparte de estar infectados, también están contagiando involuntariamente a otros. Y así se va extendiendo la cadena de los enfermos, sin distinción de edades.

Mucha gente ha tenido que quedarse en sus casas, tratándose los síntomas, lo que ha ido creando un estado de ausentismo laboral, cada vez más acentuado.

Se han disparado las pruebas diagnósticas, tanto las de PCR o antígenos para detectar o descartar Covid, como las radiográficas y sanguíneas para establecer los tipos de síntomas que, aunque parecidos, distinguen el dengue de la influenza.

La gravitación de estos virus en el ambiente ha generado una inusitada demanda de atenciones en nuestros centros clínicos privados y públicos y, como es natural, es motivo de inquietud, angustia y desasosiego en las familias.

Se han suspendido eventos artísticos y festivos a causa del contagio de protagonistas o miembros de los elencos.

De nuevo se impone tomar con seriedad la recomendación de las autoridades sanitarias y los especialistas para que los ciudadanos usen siempre mascarillas, eviten las aglomeraciones o los tratos físicos de corta distancia y se vacunen contra el Covid y la influenza.

Como anda rodando una variante del coronavirus más contagiosa, la Ómicron, nadie descarta que ya estemos siendo afectados por ella, del modo tan abrumador en que lo ha hecho en todo el mundo en pocas semanas.

Con más razón para tomar las debidas precauciones en las fiestas navidades porque, como dice la Organización Mundial de la Salud “es mejor cancelar que celebrar y estar de luto después”.