Ruptura con el pasado
A nadie le caben dudas de que la pandemia del Covid ha desmantelado valores y modelos que marcaron las pautas de vida, de trabajo y de producción prevalecientes hasta el 2020.
El trastorno pandémico, que obligó a la humanidad a hacer una inesperada pausa en sus ritmos habituales, está dando paso a una sociedad distinta, que comienza a empinarse sobre nuevos paradigmas.
Producto de la catarsis que desató la calamidad mundial, ha emergido un andamiaje tecnológico que va dando formas a una nueva realidad muy condicionada a sus ventajas utilitarias, tanto en la economía como en la atención de la salud, la formación educativa y las interacciones humanas.
Estamos, de hecho, frente un proceso de ruptura con el pasado. Vale decir, con un mundo de fragilidades y vulnerabilidades que la pandemia quebró de golpe y que se reconstruye ahora con nuevas formas de pensamiento e innovaciones.
Este impacto telúrico vino de la mano con los efectos del cambio climático, más visibles ahora con la diversidad de fenómenos que han alterado la vida de la tierra, como los terremotos, la erupción de volcanes, los fuegos forestales, la destrucción de los glaciares y el aumento del nivel del mar.
La sociedad dominicana no escapó a ninguno de esos fenómenos, cuyas consecuencias sentimos todavía.
De ahí que entendiésemos oportuno echar una mirada a las primeras manifestaciones de cambio al iniciar hoy la publicación de una serie especial de trabajos periodísticos bajo el epígrafe “Un país transformado”.
Esta serie busca descubrir y relatar esas transformaciones, con el propósito de ayudar a comprender si se trata de simples adaptaciones momentáneas o de cambios profundos que serán parte de nuestra vida diaria, una vez superada la etapa crítica de la pandemia.
Break with the past No one has doubts that the Covid pandemic has dismantled values and models that marked the prevailing patterns of life, work and production until 2020.
The pandemic disorder, which forced humanity to make an unexpected pause in its usual rhythms, is giving way to a different society, which is beginning to rise above new paradigms.
Due to the catharsis that unleashed the world calamity, a technological scaffolding has emerged that is giving shape to a new reality highly conditioned to its utilitarian advantages, both in the economy and in health care, educational training and human interactions.
We are, in fact, facing a process of breaking with the past. That is to say, with a world of fragilities and vulnerabilities that the pandemic broke suddenly and that is now being rebuilt with new ways of thinking and innovations.
This telluric impact came hand in hand with the effects of climate change, now more visible with the diversity of phenomena that have altered life on earth, such as earthquakes, the eruption of volcanoes, forest fires, the destruction of glaciers and rising sea levels.
Dominican society did not escape any of these phenomena, the consequences of which we still feel.
Hence, we consider it appropriate to take a look at the first manifestations of change as we begin today the publication of a special series of journalistic works under the heading "A transformed country."
This series seeks to discover and relate these transformations, with the purpose of helping to understand whether they are simple momentary adaptations or profound changes that will be part of our daily lives, once the critical stage of the pandemic is over.