Que los trapos se laven afuera
No estamos ya en los tiempos en que “los trapos sucios se lavan en casa”, pues con ese predicamento han quedado escondidas, simuladas o desaparecidas muchas pruebas de corrupción en distintos estamentos de la sociedad.
Esta expresión ha sido sombrilla de silencios y de impunidades, especialmente dentro de los ámbitos militares, policiales y partidos políticos, a la hora de tapar desafueros administrativos, contubernios y engranajes para acciones ilícitas.
Por eso la sociedad se asombra cuando el ministerio público, sin anclas ni ataduras con el poder político o económico, remueve las piedras de esas impurezas y descubre todas las escorias que se “lavan dentro de la casa”.
Regístrate Gratis
Por favor, regístrate ahora para seguir leyendo