Una reconciliación necesaria

Si la relación ha llegado al extre­mo de una tirantez latente es hora de revertirla.

Y hacia ese objetivo apunta el proceso de refor­ma integral que ha puesto en marcha el presiden­te Luis Abinader, apoyándose en asesorías locales y de policías extranjeras.

Al frente de esa tarea ha puesto al mayor gene­ral Eduardo Alberto Then, un oficial curtido en todos los niveles de mando y que se ha labrado fama de recto e implacable en la persecución de los delincuentes.

En sus primeras declaraciones formales y ex­tendidas, formuladas ayer en el marco del De­sayuno del Listín, el mayor general Then puso en claro cuál será su desafío: reconciliar a la Policía con el pueblo, pero bajo un mismo len­guaje de respeto mutuo y, sobre todo, de respe­to a las leyes.

Reconoció la corrupción de fondo en la Policía, las conductas abusivas de algunos de sus miem­bros, las opacidades de algunas investigaciones de envergadura y otras fallas que han mellado la confianza y la autoridad de esa institución a nivel ciudadano.

Esta es su doctrina: “Cada policía debe ganarse el respeto primero y la sociedad acudirá a él co­mo si fuera un hermano”, asumiendo, ante todo, que es un servidor público.

“No tengo que tocar a un ser humano para vio­larle sus derechos, pero cuando comete un ilíci­to o violación de las leyes, esa persona va a tener problemas con la justicia”, ha dicho, subrayan­do que su gran empeño será el de imponer una nueva cultura de trato al ciudadano, sin perder la firmeza y energía en enfrentar a los delincuentes “como palomas en zinc caliente”.

Las rayas están trazadas, claramente. Si se im­pone este cambio de visión y si la Policía rescata su rol esencial, es obvio que la reforma discurrirá por rieles seguros.

Toca ahora que la sociedad reconozca que, sin su apoyo y su confianza, el proceso no podría lle­gar lejos, hasta lograr sus altos objetivos.

Así que a remar juntos, policías y sociedad, pa­ra lograr esa reconciliación.

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