Una soberbia imprudencia
Por más deleitoso que sea para los fanáticos presenciar un juego de béisbol, los estadios de pelota no pueden convertirse en los nuevos silos de las variantes que trasmiten el Covid-19.
De ningún modo los directivos de los equipos que participan en el campeonato profesional de este año ni las autoridades de Salud Pública pueden permitir que se desborden en ellos los límites de la protección individual y colectiva frente al contagio del coronavirus.
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