Opinión

EDITORIAL

Señales del rebrote

Una simple mirada al mapa de contagios por coronavirus no deja lugar para las dudas: la nueva ola de la pandemia está arreciando y la ciudadanía, extrañamente indiferente, no hace nada para esquivarla.

Hay reportes de un significativo número de jóvenes, no vacunados o con un esquema incompleto de inmunización, ocupando las camas de cuidados intensivos y de respiración asistida. Su situación, por el momento, es crítica.

La tasa de positividad ha estado, en promedio, por encima del 10 por ciento en las últimas semanas, cada día se reportan muertes y contagios por encima de los 500 casos e indicios de una cadena de contagios en niños escolares.

Una escuela de La Ciénega, en San José de Ocoa, ha tenido que volver a las clases virtuales por efectos de los contagios en esa demarcación.

En una etapa como esta, de indiscutible rebrote, la gente parece cuidarse menos, aunque haya señales de que aumenta el flujo de personas en los centros de vacunación, más que nada por las restricciones impuestas a los no vacunados para entrar a sitios cerrados, públicos o privados.

La actitud defensiva y preventiva no se aprecia en el día a día con que vivimos el espejismo de una dudosa “normalidad”.

El uso de mascarillas y la toma de distancia física entre personas son medidas preventivas que han ido quedando rezagadas.

La ciudadanía sigue desafiando el peligro del Covid. Y esto puede costar caro.

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