REFLEXIONES DEL DIRECTOR
La apuesta audiovisual
En la medida en que los formatos audiovisuales encantan a los usuarios de las plataformas digitales, el texto escrito para trasmitir noticias y conocimientos va quedando peligrosamente rezagado.
Los proveedores de contenidos digitales aconsejan oraciones breves y un estricto límite de palabras para las historias, provocando un progresivo constreñimiento de las escrituras, con todas las implicaciones que pudiera tener en la ruptura de la unidad lingüística que ha nutrido nuestra cultura.
La palabra escrita aporta significado y definiciones de una realidad, y como base del lenguaje que ha normado nuestros modelos de comunicación, es la que condiciona nuestras formas de pensar y expresar ideas y sentimientos.
Pero el mundo ha cambiado y ahora el vocabulario está prácticamente en cuarentena a nivel digital, y emerge una nueva cultura en la que las preferencias audiovisuales para percibir e interpretar una realidad, imponen su primacía.
El fenómeno está alcanzando ya a los medios que son asientos naturales de la palabra escrita.
A diferencia de antes, cuando contaban con una base de suscriptores o lectores de ocasión que disponían de tiempo para la lectura, ahora el contagio por lo audiovisual obliga a dosificar los contenidos de texto escrito para no generar fatigas.
Si una lectura larga y prolongada puede fatigar, lo mismo causa la pantalla televisiva o digital cuando el usuario se aferra a ella o se hace adicto. Pero una combinación de audio y video, como se estructuran ahora los contenidos noticiosos, es más potable.
Apostar entonces a lo audiovisual no solamente despierta las destrezas para las innovaciones, sino que colocan a los medios tradicionales en la disyuntiva de elegir por la bolsa o la vida cuando de subsistir y ganar más audiencias se trate.