Opinión

¡Terminen esa obra!

No hay pretexto que justifique la paralización y el abandono de los trabajos de ampliación del hospital que maneja el Instituto Dominicano de Cardiología, una obra altamente necesaria para ampliar su capacidad de servicios e internamientos.

La edificación, proyectada para agregar 70 camas y áreas de quirófanos modernos y de cuidados intensivos, se inició en 2019 y marchaba a buen ritmo.

Pero ahora su terminación está en veremos, pues según dicen sus principales ejecutivos, en el proyecto de Presupuesto General del Estado para el 2022, no se vislumbran las partidas necesarias para su continuación y conclusión.

Bajo esta pandemia, el hospital está registrando una elevada presión por atenciones para las más de 700 personas que van en promedio todos los días.

Se trata de personas humildes y de clase media con tarjetas del Seguro Nacional de Salud que van allí porque saben que en ese hospital prevalecen estándares de calidad y profesionalidad, gracias a un equipo médico de cardiólogos que ha logrado bajar al mínimo los índices de mortalidad por enfermedades cardiovasculares.

Con 57 años de fundado, es tiempo ya de que el gobierno complete su compromiso con la terminación de las obras de ampliación de este hospital.

Más que nada, confiamos en que esta situación motive la sensibilidad y la solidaridad del presidente Luis Abinader y su esposa, la primera dama, Raquel Arbaje de Abinader, para economizarle a miles de pacientes cardiovasculares las angustias e incertidumbres de no poder tener acceso a estas atenciones de calidad que allí se ofrecen, pese a sus limitados espacios físicos.

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