¡Que salga toda la pus ahora!
Demasiada pus ha penetrado y corrompido a los estamentos de poder en el país, envenenando las esencias de nuestra institucionalidad.
Solo ahora, que contamos con un ministerio público valiente y decidido a limpiar el cuerpo social de la nación de estas lacras, es que podemos medir la magnitud de la podredumbre.
Verdades que se sabían, pero que las tapaba un sistema de silencios, impunidad y contubernio, están saliendo a flote ahora que el ministerio público, lidereado por una intachable magistrada, Miriam Germán, asistida por un amplio equipo de subprocuradores y fiscales, ha tomado la vanguardia de la lucha contra la corrupción.
La conducta y las convicciones firmes del presidente Abinader al decretar la tolerancia cero contra la corrupción y dejar al ministerio público manos libres para actuar ayuda a este inevitable e imparable proceso de cimentar una nueva justicia.
Tanto al Presidente como al ministerio público hay que darles el más caluroso apoyo en esta cruzada. Es un momento único en la historia. No podemos desperdiciarlo ni asfixiarlo.
Es la sociedad la que necesita limpiar el estiércol latente y flotante que ha derramado el contubernio entre esferas del crimen organizado y el sistema de partidos políticos para terminar contaminando y, en muchos casos, paralizando todo esfuerzo por la institucionalidad y la transparencia gubernamental.
El costo de llevar esta lucha hasta las últimas consecuencias es menor si se compara a lo que significaría perder lo ganado en democracia y gobernanza en medio siglo, y lo que representa adecentar la sociedad que debemos legar a las nuevas generaciones.