REFLEXIONES DEL DIRECTOR
Hacia lo digital, sin miedos
En sus esfuerzos por la sobrevivencia, los medios tradicionales escritos han comprendido ahora, más claramente que nunca, que su futuro está ligado a las buenas estrategias que asuman en el campo digital.
La mayor masa de sus ingresos proviene de sus plataformas digitales , no solo porque hacia ellas ha migrado la publicidad comercial, sino porque se han abierto otras modalidades de lograr beneficios que superan las limitadas opciones con las que hasta ahora han subsistido.
Me refiero a las modalidades de suscripciones de pago para distintas categorías de productos, textuales o audiovisuales; la venta de una diversidad de artículos, como si fuese un mini-centro comercial; el patrocinio de eventos y la producción de contenidos audiovisuales, superiores a las que eran tradicionalmente sus fuentes nutricias.
Eso explica y justifica que inviertan ahora más recursos en las herramientas tecnológicas para operar con un óptimo nivel de rentabilidad que el impreso, por sí mismo, no puede asegurarles ya en este mundo dominado por una audiencia que consume más lo audiovisual que lo textual.
En un escenario como este, la calidad de sus contenidos textuales, su veracidad y profundidad, son la garantía que ofrecen los periodicos impresos a quienes buscan información creíble y confiable versus el tsunami de noticias falsas que inunda las redes y hace difícil distinguir la verdad de la mentira.
Adoptar las nuevas tecnologías que facilitan la producción digital también les depara otras ventajas, pues con el desarrollo y expansión de los softwares de la inteligencia artificial pueden aprovechar y rentabilizar el volumen de big data en sus contenidos de investigación profunda, y pegar en la diana a la hora de conocer las actitudes y preferencias de sus usuarios.
Estas ventajas no existían antes, pero ahora sí. Y lo mejor del caso es que su uso correcto y sistematico puede marcar la diferencia entre un periodismo superficial y otro más profundo, de indiscutible beneficio para todas las audiencias y para la sociedad misma en sus necesidades de contar con una prensa crítica, escudriñadora y vigilante de la transparencia y la continuidad democrática.