Gran acción de solidaridad
El gobierno del Presidente Abinader se enaltece al disponer la donación de vacunas anticovid a Haití y otros países centroamericanos que están faltos de ellas.
Acá estamos bien suplidos de esos biológicos, adquiridos a un alto costo para asegurar una base de protección inmunológica a la población, en una correcta medida preventiva que amerita reconocérsele al gobierno.
Más de 500,000 dosis serán distribuidas entre Haití, Honduras, Guatemala y otros países caribeños. Y, con toda seguridad, es probable que el gobierno también asuma la vacunación de extranjeros indocumentados, principalmente haitianos.
En los momentos de más necesidad para los haitianos, la República Dominicana se ha quitado literalmente el pan de la boca para dárselos en situaciones de necesidad, como en los terremotos que han asolado a Haití, o proveyéndoles asistencia gratuita a sus parturientas.
Y en la medida en que las disponibilidades lo han permitido, el país ha extendido la mano solidaria a otras naciones en semejantes circunstancias.
Esta donación de vacunas es un aporte dominicano a la protección de la salud de los ciudadanos de otros países que, a diferencia del nuestro, no tuvieron los recursos frescos para adquirirlas en su lucha contra la pandemia.
Esta prueba de desprendimiento en aras de una solidaridad humanitaria tiene un enorme valor, real y simbólico, porque la ofrece un país que está haciendo enormes sacrificios para resistir las calamidades de todo tipo que ha provocado la pandemia del coronavirus en todo el mundo.