Temores bien fundados
Las autoridades sanitarias están convencidas de que existe la amenaza de una cuarta ola de coronavirus y que esta podría desatarse en octubre.
A su vez, las autoridades responsables de evaluar las infraestructuras y edificaciones han decidido reforzar algunas, temerosas de que colapsen durante un sismo.
Entre esas edificaciones figuran decenas de escuelas públicas.
Estos cálculos de probabilidades, manejados de manera pública, afloran justamente a pocas semanas del inicio del año escolar.
Por tanto, se convierten en elementos inquietantes para aquellos que harán uso de esas instalaciones, (los maestros y alumnos), en medio de una pandemia latente y una inesperada cadena de sismos en la falla del Caribe.
Si las autoridades columbran el rebrote del Covid, partiendo de las circunstancias de que todavía no contamos con la mayoría de la población vacunada y de que circulan variantes agresivas del coronavirus, con más razón para tomarlas en serio.
Con pandemia y temblores de tierra, fenómenos fuera del control y dominio de los humanos, lo que nos queda es mantener la guardia en alto, seguir las medidas de protección y completar los esquemas de vacunación.
Y, desde luego, implorar la protección divina frente a los estertores de la Tierra.