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Inoportuna y riesgosa

Cuando aquí se anunció la primera muerte por Covid el 16 de marzo de 2020, Haití decidió de inmediato “ce­rrar” su frontera con nuestro país, una medida que mantuvo durante siete meses hasta que se produjo una negociación bila­teral para reabrirla.

Desde el inicio de los ataques del coronavirus, mi­les de haitianos ilegales volvieron a su país conven­cidos de que el maleficio pandémico lo teníamos en este lado de la isla y, en gran medida, muy con­fiados en que era más seguro vivir allá, tanto así que todavía no se han vacunado.

Las medidas de prevención nunca funcionaron en Haití y ahora que las Naciones Unidas admiten que nuevas cepas del coronavirus, por cierto las más transmisibles, se han hecho presentes allí, el resul­tado ha sido una quintuplicación de las infecciones y muertes en las últimas semanas.

Antonio Marro, especialista de emergencias de la ONU en Haití, ha dicho que el sistema sanitario es­tá llegando al colapso al carecer de suministros y de oxígeno suficiente.

En un contexto de peligro como este, el gobier­no dominicano ordenó cerrar las operaciones del mercado binacional el pasado día 9, en el marco del nuevo toque de queda, pero luego de dos se­manas, ayer decidió permitir su reapertura.

En nombre de la seguridad sanitaria de nuestro país, con una rápida espiral de contagios y muertes por Covid ¿qué razón tan crucial justifica esta re­apertura de los mercados?

Sabiendo que esos mercados implican aglomera­ciones de gentes sin vacunar y sin pruebas diag­nósticas, y que la positividad del contagio está alta en las provincias fronterizas, esta medida es des­aconsejable, inoportuna y riesgosa y puede tener repercusiones negativas en la lucha local contra la pandemia.

Por tanto, debe revisarse urgentemente, sin más contemplaciones. O lo pagaremos caro.

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