La impronta de Zoila
Doña Zoila Martínez Guante ha dejado una huella indeleble como Defensora del Pueblo durante ocho años.
Le cupo el mérito, pero a la vez la enorme responsabilidad, de ser la pionera en esa misión constitucional y de aterrizar, en la práctica, las líneas teóricas y jurídicas que dieron origen a la institución.
En otras palabras, fue ella quien puso en movimiento los cursos de acción, mediante manuales, reglamentos y su propio trabajo diario en el terreno de los hechos, para que el Defensor del Pueblo tenga hoy el peso y el valor que representa como catalizador de las demandas y necesidades de la población.
No solo se concentró en ayudar a mejorar las condiciones de vida y trato en las cárceles, sino que fue una sistemática defensora de los recursos naturales y el medio ambiente y nunca fue ajena a otras necesidades y urgencias de la gente humilde.
Tocaba todas las puertas con tal de conseguir sus objetivos de bien común. Los organismos o entidades interpeladas aprendieron a responderle pronto, porque ella no sabía tirar la toalla en sus empeños.
Con pocos recursos, usaba los suyos en total discreción para dar la mano amiga del Defensor del Pueblo a muchos ciudadanos necesitados. Lo hacía desde su condición innata de persona generosa, sensible y desinteresada.
Con cualidades así, el Defensor del Pueblo pudo ir más allá de sus capacidades y de sus presupuestos.
El nuevo Defensor del Pueblo, el doctor Pablo Ulloa, hereda este legado para empezar con buen pie su misión y esperamos que, al igual que la doctora Zoila Martínez Guante, nunca desmaye ni tema en la lucha por reivindicar el respeto a los derechos humanos y a la sanidad de nuestro medio ambiente.