Opinión

EDITORIAL

La prensa, entre la libertad y la supervivencia

No hay persona ni sociedad libres sin libertad de expresión y de prensa. El ejercicio de esta no es una concesión de las autoridades sino un derecho inalienable de los pueblos.

Este es el principio cardinal de la Declaración de Chapultepec, marco ético y doctrinal de la Sociedad Interamericana de Prensa, que inspira y motiva hoy las permanentes luchas por la libertad de expresión en nuestros países.

Al conmemorarse hoy el Día Mundial de la Libertad de Prensa, proclamamos que no debe existir ninguna ley o acto de poder que coarte la libertad de expresión e información, cualquiera que sea el medio de comunicación que se utilice para ello.

Con la expansión que han tenido los medios de comunicación en el mundo, los ciudadanos tienen ahora más libertad para expresar sus ideas y opiniones sin escollos insuperables.

Contradictoriamente, la libertad de prensa no ha gozado de iguales oportunidades, porque aún persisten medidas o actitudes en gobiernos y grupos vinculados a fundamentalismos religiosos o al crimen organizado que se esfuerzan por sofocarla.

Parecería que ante la diversidad de canales abiertos para emitir opiniones e informaciones, esta libertad innata del ser humano está en plenitud, libre de riesgos.

Pero no nos engañemos. Sobre los periódicos y otros medios audiovisuales consagrados a la labor periodística, predominan amenazas y reales limitaciones.

Más allá de las consabidas presiones o interferencias de orden legal o sesgo dictatorial o criminal, gravita el dilema de la sostenibilidad financiera de los medios, de la cual dependerá si sobreviven o sucumben ante ella.

De esa debilidad, reflejada en el cierre secuencial de diarios impresos a causa de la pandemia y un declive de la publicidad que viene de años anteriores, pretenden aprovecharse las fuerzas oscuras que atentan contra esa libertad.

Aunque ya se les hizo muy tarde para imponernos bozales.

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