La prensa ajusta su brújula
Luego de un año de duras pruebas que marcaron un antes y un después en el modelo tradicional de la prensa escrita, la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) inicia hoy su asamblea semestral con la mirada puesta en un horizonte de decisivas transformaciones.
El propio temario de la reunión así lo sugiere. El mayor énfasis de sus deliberaciones está puesto en los procesos de reinvención de los diarios para dejar atrás una estela de traumas que han debilitado sus bases de sustentación.
Sin dejar de denunciar y condenar los frecuentes atropellos que desestabilizan la libertad de prensa en Las Américas, que ha sido una de sus irrenunciables responsabilidades, la SIP ha preparado el terreno para que sus más de 1,500 medios asuman las nuevas guías del cambio.
Desde hoy y hasta el viernes, prestigiosos panelistas y expertos en procesos de transformación debatirán cómo la prensa, castigada por la pandemia del coronavirus, puede sacudirse los polvos de una batalla de sobrevivencia que todavía no ha terminado.
En este contexto, se está planteando la idea de asumir una nueva cultura que a la vez que afianza el ejercicio de un periodismo profesional, de calidad y credibilidad, abra a los diarios tradicionales el camino de su acoplamiento gradual a las plataformas digitales para imprimirles este legado.
De hecho, la prensa latinoamericana ha dado pasos relevantes para no sucumbir ante la disminución de los ingresos de publicidad, la pérdida de suscriptores y de mercado, una realidad que entraña serios riesgos a la libertad y la vigencia de los sistemas democráticos.
Sin una prensa fuerte, vigilante y cuestionadora, el poder puede quedar con manos libres para limitar la libre expresión, la disidencia, la crítica y las demandas de una sociedad a la hora de defender sus derechos.