La difteria, otra amenaza

Con el miedo al contagio del Covid, mucha gente dejó de ir a clínicas y hospitales a atender sus problemas de sa­lud, a menos que se tratara de casos graves inevitables.

Eso mismo ocurrió con aquellos niños, adolescentes y adultos que debieron apli­carse sus vacunas periódicas contra cier­tas afecciones, como la difteria, el saram­pión y la tosferina.

Como resultado de la desarticulación forzosa de los programas regulares de va­cunación contra estas enfermedades, una población vulnerable sufre hoy los efectos de un brote de difteria que, en lo que va de año, ha cobrado la vida de ocho niños.

Y si no se actúa pronto con un agresi­vo plan de vacunación y de aplicación de medidas preventivas, como se hizo en el 2018, instaurando inclusive un cordón sanitario en la frontera, el problema po­dría agravarse.

La difteria y la neumonía son causa­das por bacterias que producen muco­sas en la garganta y vías respiratorias, los que en casos graves pueden conducir a la muerte.

En Haití, como hace dos años, hay un brote de difteria. De hecho, algunas de las víctimas mortales que reporta el sistema de vigilancia epidemiológica son niños haitianos.

Los casos que se han presentado este año son más complicados. Esto obliga a poner en marcha una sistemática y amplia jorna­da de información para que los padres lle­ven a sus hijos a vacunarse, con el mismo énfasis que estamos poniendo a las campa­ñas de inmunización contra el Covid.

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