Opinión

Un Estado que debe modernizarse

Después que la pan­demia del Covid ha vapuleado to­das las estructuras de la nación, es hora de iniciar la carpintería de la reforma y modernización del Estado.

Nuevas formas de producir tra­bajo y riquezas, producto del cambio drástico de las viejas es­tructuras de manejo de una so­ciedad, obligan a redefinir el rol del Estado para ese futuro prede­cible.

Enhorabuena, entonces, la deci­sión del Presidente Luis Abina­der, de crear una comisión que defina los lineamientos de la re­forma y, en particular, las obliga­ciones que tiene que asumir el Estado moderno en las nuevas coyunturas.

Por lo pronto hay que establecer su tamaño y los límites de su pa­pel regulador y reacomodar sus marcos operativos en función de la realidad de un mundo en el que las tecnologías y la automa­tización reemplazan los antiguos modelos de dirección en todos los ámbitos de la vida.

Además se impone formalizar, por ley, los cambios que implican sustituir instituciones duales, bu­rocracias elefantiásicas e inefi­cientes, estandarizar los perfiles de los puestos y de los calificados para ejercerlos y robustecer los mecanismos de la transparencia.

Si bien la misión actual del go­bierno es sacar al país del ato­lladero, nunca es tarde para prepararnos para el futuro co­menzando desde ya este proce­so de consultas y de trabajo que el presidente Abinader acaba de poner en marcha.

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