La doble apuesta

Elevar la calidad de sus contenidos y, al mismo tiempo, generar ingresos que no provengan necesariamente de la publicidad ni de la circulación, es hoy la decisiva doble apuesta del periodismo profesional.

Ambas líneas deben ir acompasadas porque no es fácil ni rápido juntarlas para que sean mutuamente beneficiosas al objetivo primordial de preservar una prensa útil y confiable.

El chaparrón de noticias falsas que desborda las redes aunque existan “retenes” tecnológicos para impedirles su libre circulación, ha ido generando automáticamente una demanda de contenido verdadero, creíble y verificable.

Y como es así, los principales periódicos impresos están dando ahora un trato más esmerado a su principal activo, que es la calidad, a sabiendas de que es el insumo apetecido por las audiencias y por el cual están dispuestas a pagar.

Establecer muros de pago, vale decir, el precio de entrada a esa masa de contenido útil, creíble y confiable, no es tarea de un día para otro.

Pese a que existen distintos modelos, probados como viables, la elección del tipo tarifario está supeditada a la nueva cultura de “consumo” de la información, a un buen conocimiento y adaptación de las preferencias de los usuarios y futuros suscriptores y, esencialmente, a la capacidad del medio para ofrecerle el nivel de calidad y especificidad temática por la cual el lector/usuario esta dispuesto a pagar.