Pisando un terreno minado

Minimizar la pandemia del Covid es uno de los eslabones de la cadena de retos difíciles con los que el país tendrá que lidiar este año y el próximo.

El aseguramiento de las vacunas y dosis necesarias para inmunizar a 7.8 millones de personas contra el coronavirus es el punto de partida.

Luego del éxito que consigamos al minimizar la prevalencia del Covid viene el de afrontar sus secuelas más inminentes, casi con características pandémicas: la crisis de la salud mental y la alimentaria.

Las predicciones de los expertos del Banco Mundial son las de un aumento a 233 millones del número de personas sin seguridad de adquirir o ingerir alimentos sanos en 57 países del globo, en su mayoría pobres o con economías frágiles.

Un severo aumento de esa inseguridad alimenticia significa, a su vez, un peligro de desnutrición, especialmente para las futuras poblaciones de niños, y por consiguiente una agudización de la pobreza.

El gobierno está frente a un laberinto de desafíos con estos problemas emergentes que se derivaron de la pandemia, y necesitará del sostenido concurso de muchos sectores para cruzar ileso ese terreno minado.

Junto con la salud, tendrá que hacer una fuerte apuesta por la producción de alimentos y de bienes industrializados, intensificar las explotaciones mineras, ver cómo alcanza una mejor porción del pastel turístico y diseñar planes sociales inteligentes para afrontar las crisis humanas que todos estos problemas generan.

Aun neutralizando la pandemia en lo que resta del año, es preciso asumir estas expectativas del futuro inmediato con actitud realista, sin apresurarnos a cantar victoria en ninguno de esos tramos minados que estamos pisando ahora.

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