Opinión

REFLEXIONES DEL DIRECTOR

El crepúsculo de la gratuidad

El periodismo de calidad está buscando recuperar y marcar su justo valor, dejando atrás los modelos de gratuidad noticiosa que por muchos años sentaron las bases para la conquista de las audiencias.

Barajan ahora múltiples opciones que aseguren la supervivencia de la prensa escrita, vapuleada por un progresivo declive de sus ingresos que hizo metástasis con la pandemia del coronavirus y que condenó al cierre a muchos periódicos de tradición, recortó drásticamente sus ediciones o sencillamente los empujó hacia la conversión digital.

Las modalidades de suscripciones pagadas o del llamado “financiamiento filantrópico” mediante el cual los lectores aportan una cuota como socios o los subsidios estatales al periodismo cívico o de servicios, figuran entre esas opciones.

También hay ahora un fuerte movimiento para que las grandes empresas tecnológicas proveedoras de contenidos digitales paguen por las noticias que producen los periódicos y que ellas redireccionan en múltiples plataformas, recibiendo enormes beneficios por la publicidad.

Los muros de pago han ido demostrando que pueden ser fuentes de oxígeno económico para los diarios con ediciones digitales; han representado una buena base para el financiamiento del periodismo de calidad, que cuesta mucho. Los principales diarios del mundo han visto crecer exponencialmente sus ingresos por medio de estos muros, que se ofrecen en modalidades diferentes de precios, cuotas de contenidos, descuentos de tarifas para bienes y servicios, y que contribuyen a la sostenibilidad de las ediciones en papel.

Más que recursos de compensación a causa de la devastadora pandemia, lo crucial es preservar la independencia y la fortaleza de la prensa libre como escudo de las libertades en democracia y como garantes de contenidos de profundidad y confiabilidad en estos tiempos en que las falsas noticias intoxican el ecosistema mundial de la información.

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