La fuerza de la Constitución
La Constitución es nuestra carta de identidad como nación organizada, la base de nuestro sistema político y jurídico y, lo más esencial, la fuente que consagra los derechos y deberes de los ciudadanos.
Conocerla a plenitud, enseñándola incluso como materia de estudio y análisis en las escuelas y universidades, es una obligación ciudadana ineludible.
Solo así podemos saber a cuáles derechos somos acreedores o beneficiarios y a cuáles deberes tenemos que someternos para alcanzar el ideal de una sociedad civilizada en la que la coexistencia de los ciudadanos está parametrada por sus mandatos.
Es un pecado ignorarla y un crimen de lesa patria irrespetarla. Y aquí muchos la han desconocido, por ignorancia o por malicia, sin mayores consecuencias, porque ha faltado el empoderamiento de todo el pueblo con sus sagradas normas.
El Tribunal Constitucional, guardián por excelencia de nuestra Carta Magna, ha hecho un extraordinario trabajo de difusión y enseñanza para que el texto sea conocido y atesorado en las convicciones de los ciudadanos. Pero falta más apoyo y más recursos a esta patriótica cruzada.
“Constitución y escuela” es el lema adoptado este año por el Tribunal Constitucional para masificar la enseñanza de la Constitución, en un momento en que han surgido en el mundo nuevos derechos destinados a pautar los deberes de los hombres y mujeres tras los impactos de la pandemia del Covid-19.
LISTÍN DIARIO aplaude esta iniciativa y se solidariza con ella, en la seguridad de que así afianzamos la que es el acta de nacimiento de la dominicanidad, la que define el modelo de Estado y el cuerpo de leyes y normas que nos permiten vivir en la institucionalidad, en libertad, en democracia y en auténtica justicia social.