Opinión

EDITORIAL

Una tragedia que no la despinta nadie

El irrespeto generalizado a las obligatorias restricciones por el Covid nos acercará más al punto del colapso del sistema sanitario.

De hecho, ya estamos viendo muy claras las señales al producirse un aumento de la ocupación de camas en hospitales públicos y clínicas privadas a consecuencia de estos desacatos.

Es factible predecir una multiplicación de los contagios en este mismo mes, tras las masivas congregaciones de personas bebiendo y festejando en espacios públicos y privados sin observar las reglas básicas de la prevención.

El resultado de estos desacatos de Navidad y Año Nuevo se verá pronto en nuestras unidades de cuidados intensivos y en las emergencias hospitalarias, complicando todo el esfuerzo de lucha contra la pandemia del Covid.

Ya el presidente Luis Abinader había advertido a la ciudadanía que tenía que cumplir con las normas de prevención o, de lo contrario, el gobierno se vería obligado a endurecer las restricciones, como se ha hecho en otros países a raíz de la segunda ola de contagios.

Cuando la dura realidad de la tragedia sanitaria nos dé en la cara, que nadie grite en el muro de los lamentos.

Mucho menos los miles de irresponsables e ignorantes que la provocaron con sus desprecios y desacatos a las restricciones.

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