EDITORIAL
El terror de los asaltos
Un director de diarios con su familia, un joven empresario e incontables ciudadanos han sido víctimas de sorpresivos asaltos a mano armada, de los que pocos salen vivos, en los últimos días.
Estos crueles episodios van creando de nuevo espesas sombras sobre el estado de la seguridad ciudadana al punto de que nadie puede sentirse ajeno a ese tipo de peligro en cualquier lugar.
En el caso del director de El Día, Jose Monegro, su esposa y sus hijos, los atracadores, dos jóvenes empistolados, los sorprendieron mientras disfrutaban un paseo en el parque ecológico de Nigua, San Cristóbal.
Le quitaron todo lo de valor, menos la vida, siempre en riesgo en situaciones tan violentas e inesperadas.
Ayer, a plena luz del día, un joven empresario que se ejercitaba con una caminata en la avenida Bolívar, en pleno sector residencial, también fue interceptado a punta de pistola por dos hombres que viajaban en un motor. Su teléfono celular sustraído fue detectado enseguida en una tienda de equipos electrónicos.
Esto plantea la necesidad de endurecer las sanciones a las tiendas que los adquieran a sabiendas de su dudosa propiedad. Lo menos que cabe es clausurarlas y meter presos a los propietarios que, sin pretender pasarse por inocentes, compran estos dispositivos robados, convirtiéndose en cómplices de este delito.
En vista de los crecientes casos de asaltos desde motores, entre ellos estos últimos, demandamos de la Policía Nacional una esmerada y oportuna investigación para atrapar a estos bandoleros y llevarlos a la justicia.
Más que los bienes sustraídos, estos alevosos e infames actos constituyen una vergu¨enza para la sociedad y generan un clima de alta y preocupante inseguridad ciudadana.