EDITORIAL

Que sirva de espejo

Este país ha logrado avances en la adopción de leyes y normas para garantizar la transparencia en el manejo de los recursos públicos, pero el andamiaje sigue siendo vulnerable a las perforaciones de la corrupción.

Si los organismos responsables de hacer cumplir estas normas descuidan su papel como monitores y guardianes del buen manejo de esos recursos, entonces el objetivo de la transparencia seguirá siendo un camino minado de trabas.

Las audiencias públicas para decidir medidas de coerción contra exfuncionarios y testaferros señalados como sospechosos de cometer actos lesivos al erario, tienden a poner al descubierto esas debilidades.

El expediente acusatorio presentado por la Procuraduría Especializada en la Persecución de la Corrupción Administrativa (PEPCA) contiene revelaciones espantosas que constituyen los cargos contra los sospechosos, revelaciones que la sociedad, que sigue de cerca el desarrollo de la audiencia, recibe con justificada indignación.

Independientemente del curso que tome este caso en la justicia, donde tiene que observarse estrictamente, como regla básica, el respeto al debido proceso, el escarceo entre fiscales, acusados y sus defensores, es un buen espejo en el que deben verse los que tienen responsabilidad en la disposición, concesión y aprobación de estos recursos públicos.

Si las leyes de contraloría y auditoría, más las regulaciones existentes para las licitaciones, contrataciones y compras de bienes y servicios para el Estado se hacen cumplir, so pena de sanciones legales que imponen los tribunales, otra sería nuestra realidad.

Ojalá que la audiencia sirva como eficaz disuasivo contra aquellos que llegan al poder con la gula y el descaro de usar los fondos públicos en su provecho, saltándose todas las salvaguardas de la transparencia sin mayores consecuencias, o con desfachatada y vergonzosa impunidad.

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