EDITORIAL

Sin medias tintas

La lucha contra la corrupción administrativa no admite medias tintas, vale decir, selectividades, complacencias ni ambigu¨edades, tampoco excesos contra los debidos procesos de ley.

Su persecución debe ser el resultado de una convicción a prueba de dudas a la que llegue el ministerio público tras examinar evidencias e indicios de culpabilidad.

A su vez, la ejecución de los procedimientos de arresto y enjuiciamiento deben sustentarse en lo que mandan las normas.

Cumplidos estos pasos, no puede haber maniobras de ocultamiento, indulgencias caprichosas, ni manipulación interesada de los expedientes para favorecer o perjudicar, según sea el caso, a los responsables.

Ahora que la Procuraduría Especializada de Persecución de la Corrupción Administrativa (PEPCA) ha iniciado una batida para llevar a la justicia a exfuncionarios y testaferros a los que se acusa de la comisión de actos ilícitos, estas premisas del debido proceso son las que deben observarse y respetarse en las actuales y futuras acciones.

Como los expedientes aluden a manejos irregulares de fondos públicos que han conllevado, en una etapa inicial, al arresto de diez imputados vinculados al pasado gobierno, la sociedad espera condignas sanciones contra aquellos que dilapidaron dineros del pueblo, afectando el interés público.

Eso sí, el proceso debe llevarse a cabo con todas las garantías de ley, pero también con la firmeza y determinación de hacer justicia, para que no se repitan anteriores ejemplos que han puesto en evidencia estas terribles flaquezas de nuestro andamiaje penal.

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