No son confiables
Un funcionario que no cumple con la ley, no es de fiar para un Presidente de la República.
Mucho menos si, de entrada en un nuevo gobierno, ni siquiera le presta seria atención a la voluntad del Presidente de poner fin al incumplimiento de la norma que obliga a la presentación de la declaración bienes y patrimonio.
No hay excusas para no hacerlo. Ni para demorarse, ni mucho menos para truquear la realidad de sus haberes, que es lo que ha ocurrido con algunos designados en cargos públicos, electos o no.
Acostumbrados a ver estas conductas sin sanción en otros, más de 50 nuevos funcionarios han pecado del mismo defecto y no han depositado sus declaraciones ante la Cámara de Cuentas, en el plazo que ordena la ley.
Eso dio lugar a que el Presidente suspendiera de sus cargos sin disfrute de sueldos a un primer grupo de 15 servidores y su Dirección de Ética e Integridad llevara a la procuradora general las declaraciones depositadas por algunos para su estricta revisión.
Pese a este primer ejemplo, otros 36 han incurrido en lo mismo, poniendo en evidencia un pecaminoso desinterés en el incumplimiento, razón por la cual el Presidente también los ha suspendido.
No parece que han entendido el propósito del primer mandatario de promover los actos de transparencia, ética y apego a la ley.
Por tanto, se han hecho poco confiables frente a su jefe y frente a la ley. Y si eso es comenzando su gestión... ¿cómo sería en el futuro?