Por ahí es que debe ir la cosa
El café siempre fue uno de los productos de mayor escala de producción, exportación y consumo del país.
Junto al azúcar y el cacao, generaron durante décadas los mayores ingresos de exportaciones agrícolas y empleaban más cosecheros y obreros industriales que cualquier otra actividad.
Tan determinantes eran estos tres productos que se llegó a decir que el país vivía de la “economía del postre”.
Con el tiempo, la producción del azúcar y el café fue decayendo.
Los trabajadores cafetaleros migraron a otros cultivos o a las zonas francas, tras el aumento de los impuestos, los daños de los ciclones y de las enfermedades propias de ese producto.
Ahora ha resultado esperanzador y alentador el anuncio del presidente Luis Abinader, en Rancho Arriba, San José de Ocoa, de ir en rescate del café con mil millones de pesos en préstamos a tasa cero.
En nuestros campos persiste toda una cultura cafetalera. Despertarla de nuevo, incentivando las siembras y cosechas y promoviendo un agresivo plan de exportaciones y consumo, la economía logrará un seguro refuerzo de recuperación.
Es por ahí, por la vía de la agropecuaria, doblando las ayudas no solo para el café y cacao sino para otros productos, en apoyos técnicos, fertilizantes, viveros, financiamientos, por donde deben buscarse los mejores atajos para salir de esta crisis.