No es tiempo todavía
No hay necesidad de apresurar la vuelta a las aulas de la educación básica mientras el Coronavirus siga revoloteando entre nosotros.
Esa aspiración tendremos que postergarla hasta que, ciertamente, no existan peligros potenciales de contagio entre nuestros alumnos.
El hecho de que pocas universidades estén impartiendo clases presenciales limitadas a carreras que emplean laboratorios, no es ninguna señal de normalidad.
En esos laboratorios, las medidas de prevención son estrictas.
Nadie puede asegurar que esos controles sean garantizados en las escuelas públicas si se abrieran parcialmente en estas semanas, como sugieren algunos.
En países que reabrieron escuelas ajustándose a esas estrictas medidas, como Israel, Corea del Sur y ciudades como Nueva York, en los Estados Unidos, hubo peligrosos rebrotes del Covid que obligaron a cerrarlas. Y así están hoy.
Mal podría considerarse que estemos, ahora, en el tiempo de abrir las aulas a las clases presenciales cuando hay indicadores sobre el aumento de los casos de contagio en el país.
Lo que procede es que, mal que bien, los alumnos sigan tomando sus clases a distancia. Aunque el proceso, por nuevo y extendido, tiene sus bemoles, es preciso aprender de él las mejores experiencias.
Hasta que llegue la real normalidad, algo que nadie puede predecir si ocurrirá pronto.