Las apuestas propias

Los periódicos im­presos han pasado a ser, en la prácti­ca, una especie de subproducto den­tro del arsenal de opciones que existen en el nuevo ecosistema de la información, donde lo di­gital es lo predominante.

Sus apuestas, inevitablemen­te, han estado muy condiciona­das al torrente de contenidos que producen los digitales 24 horas al día.

Se emparentan, más que na­da, con los temas que viralizan las audiencias, que son las que ahora trazan las pautas y cuyas preferencias tienen que ser aten­didas o satisfechas, o de lo con­trario los periódicos pierden sus enganches.

Pese a ser esta una realidad inocultable, no quita que los pe­riódicos impresos intenten dar varios pasos adelante para rom­per la burbuja de los temas que condicionan sus búsquedas infor­mativas, estableciendo apuestas propias.

Por propias no deben asumirse que sean ajenas a esos temas pre­dominantes que capturan y ab­sorben el interés del público.

Deben ser apuestas que apun­ten hacia los cambios o nuevos estilos que han pasado a formar parte de los paradigmas de vida y trabajo en la sociedad actual, em­pujados por la pandemia del Co­ronavirus.Me explico:mientras las plataformas digitales cum­

plen su magnífico papel de dar­nos las noticias desde principio hasta el final, con todos sus ma­tices, abriendo los vericuetos a través del seguimiento, los perió­dicos impresos no pueden seguir siendo una mera caja de resonan­cia. Deben profundizar en aspec­tos colaterales de un problema, procurando encontrar las causas de su origen, o sus consecuen­cias. Hay un campo vasto para que la imaginación de los planifi­cadores de búsquedas noticiosas encuentren temas novedosos, in­teresantes, conectados o no a la realidad que proyectan las capsu­las noticiosas digitales con sus va­lores agregados.

Sería esta una apropiada al­ternativa para marcar diferen­cias, para no condicionar sus edi­ciones impresas del día siguiente con más de lo mismo que han di­fundido los digitales y para de­jar de ser un subproducto o una opción secundaria en este com­plejo ecosistema de la informa­ción.