De vuelta al encierro

Europa y buena parte de los Estados Unidos sienten de nuevo como el Covid los vapulea otra vez, en una segunda ola que pinta más trágica y severa que la primera.

Aunque los casos de contagio y de muertes han bajado drásticamente en nuestro país en las últimas semanas, el comportamiento del virus es pendular. Volverá pronto, tan fuerte como lo hizo desde el principio. Eso es lo que debemos aprender ante la nueva situación existente en varias partes del mundo, hoy sometidas a los rigores del confinamiento de los ciudadanos, la parálisis de la actividad comercial, económica y turística y la cronicidad de los ataques de un virus hasta ahora invencible. En esas naciones hubo aperturas casi totales y los ciudadanos, confiados en el aplanamiento de las curvas de contagio, relajaron las medidas de protección y se entregaron, jubilosos, al disfrute de una engañosa “covidianidad”. Ahora pagan de nuevo el precio de esa desescalada sometiéndose a toques de queda ampliados, prohibiciones de reuniones públicas, laborales y hasta familiares, el mismo indeseable escenario de los primeros seis meses de este año que ha arruinado sus vidas y las economías de sus países. Que nos sirva de espejo esa realidad para que, sin desdeñar la gravedad de un peligro todavía latente, sigamos manteniendo alta la guardia de la prevención, sobre todo en los últimos meses de este año y en enero de 2021, cuando la debacle podría ser mayor.

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