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Para tomarlo en serio

Las francas advertencias formu­ladas por la Organización Pana­mericana de la Salud (OPS) y endosadas por las autoridades do­minicanas no dejan lugar a du­das de que estamos a las puertas de una nueva oleada de coronavirus.

La califican de intensa e inminente.

Y no vacilan en atribuirla a las reaperturas de los viajes en avión y del turismo, dos apuestas que han hecho muchos países caribeños para atraer turistas y alentar, por esa vía, la recupe­ración de sus alicaídas economías.

La OPS ha observado que once naciones caribeñas han pasado en los últimos días de una transmisión moderada del virus a otra más intensa que podría dar lugar a efectos contraproducentes en la estrategia aperturista.

De hecho ayer el ministerio de Salud Publica mostró su alarma ante el creciente número de contagios, 166 en un solo día en La Altagracia, la meca del turismo, y llamó nuevamente a los dominicanos a no bajar la guardia frente al pe­ligro de la pandemia.

Un fenómeno semejante se está dando en es­tos momentos en Europa, donde el Covid ha vuelto a atacar obligando a restablecer las restricciones cerrando bares, restaurantes y escuelas y limitando los vuelos de aeronaves comerciales.

Seguimos sometidos a un nivel de riesgo alto, aunque los reportes diarios de contagios y muer­tes hayan dejado la percepción de que la amena­za amainó. Tal vez por eso mucha gente ha salido apresuradamente a “vivir en covidianidad”, rela­jando las normas de prevención y protección.

Sin que se tome a chiste, el lobo feroz que se había agazapado en estos días ha vuelto sobre nosotros, con más garras y fuerzas para devo­rarnos. Ya lo veremos.

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