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Oportuna rectificación

En un país traumatizado social y económicamente por la pandemia del coronavirus , toda medida que tienda a crear o elevar impuestos resulta gravosa e irritante.

Si bien nos urge recuperarnos de las pérdidas causadas por seis meses de parálisis económica, la remontada no puede hacerse imponiéndole más cargas y sacrificios a un pueblo atrapado entre el desempleo, la pobreza y las incertidumbres sobre lo que nos depara el porvenir inmediato.

La misión del gobierno, justificada por demás, es la de buscar todas las vías posibles para volver a recuperar nuestros niveles de producción, exportación, ingresos e inversiones y, a la vez, crear oportunidades de empleo y reapertura de empresas quebradas o a punto de estarlo.

El país tiene que estar alineado en este objetivo, sabiendo lo difícil que resultará alcanzarlo.

El paquetazo tributario contemplado en el nuevo presupuesto del 2021, ha llegado en un momento de alta sensibilidad social debido a las apreturas impuestas por la pandemia, que también se ha manifestado, como dijo el presidente Luis Abinader, en la realidad de un Estado quebrado.

Las muestras de rechazo generalizado a nuevos gravámenes que impactarían los alicaídos bolsillos de los ciudadanos, suscitaron de inmediato la pronta respuesta del Presidente, quien en una decisión oportuna anunció que se revisarán esas propuestas tributarias.

Acertada también ha sido su decisión de someter a la discusión y consenso los aspectos fiscales del proyecto presupuestal, para que se pueda articular un plan de ingresos y gastos nacionales ajustado a la gravedad de la actual coyuntura, quitando lo que no conviene por el momento y apostando a lo más viable socialmente.

Lo que no procede es acorralar a un gobierno que está dando los primeros pasos para desbrozar el camino de ruinas que encontró desde el 16 de agosto, promoviendo movimientos que inciten a un estallido social y a la consiguiente desestabilización de la gobernabilidad.

Ya nos basta con la conspiración del Covid para que le añadamos nuevas amarguras a la estabilidad nacional.

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