Que no cunda el pánico
Las inquietudes han agitado los ánimos de la ciudadanía al reportarse elevadas cifras de muertes diarias por coronavirus, poco usuales en los registros de bajas humanas por esa causa.
Lo que ha sucedido, sin embargo, es que los acumulativos de casos ya formalmente certificados como Covid correspondían a dos meses atrás, no al presente. Y esto, como es natural, disparó las alertas.
A la ciudadanía no le dejaba de chocar, por ejemplo, la incongruencia de que informando más de 25 muertes diarias en promedio durante la semana que finaliza, la demanda y uso de camas en los hospitales disminuía drásticamente, igual que el número de contagiados.
Pese a que hubo un retraso en la aplicación y procesamiento de las pruebas diagnósticas en el Laboratorio Nacional, las autoridades actuales de Salud Pública han logrado superar las 7,000 pruebas diarias, cantidad nunca vista a todo lo largo de este semestre bajo la pandemia.
Esto es una gran noticia, pues las pruebas son los mejores indicadores del nivel de contagio y las que brindan pistas confiables que permiten identificar, rastrear y aislar a los infectados.
Solo así, masificando las pruebas y acelerando el tiempo de su procesamiento, es posible ejercer un mejor control epidemiológico y ayudar a salvar vidas mediante tratamientos oportunos.
De acuerdo con los últimos reportes de las últimas 48 horas, las bajas humanas han caído a menos de cinco.
Ojalá que esa sea la tendencia porque el país está hastiado de esta amenaza y necesita recuperar sus ritmos de producción y trabajo lo más pronto posible. Y perder menos vidas útiles en esta calamidad.