Opinión

Nuevo gobierno, nueva sociedad (y 4)

Con un futuro que descansa en la automa­tización y la digitalización, edificar una so­ciedad moderna debe ser tarea creativa y consistente del nuevo gobierno que se in­augura mañana.

La pandemia del Coronavirus desorganizó los esque­mas en que se fundamentaba la sociedad prevalecien­te hasta marzo de este año, forzándonos ahora a mutar hacia un escenario de prioridades distintas.

La base del empleo manual se transforma hacia otra en la que el diseño, montaje y funcionalidad de máqui­nas y aplicaciones tecnológicas reemplazan al grueso de operarios humanos en numerosas actividades pro­ductivas.

La educación tendrá que renovar sus métodos de en­señanza a todos los niveles, enfocándose más y de ma­nera gradual en la virtualidad, lo que ahondará una brecha social que ya existía entre una generación co­nectada a lo digital y otra supeditada a los formatos convencionales.

Por lo tanto, los fundamentos de la formación y capa­citación de los entes que manejarán el futuro tendrán que ser ajustados a los requerimientos y realidades de la nueva sociedad que emerge tras la pandemia.

El tener que convivir con el Covid transforma, por igual, los tradicionales modelos de la coexistencia so­cial y, a largo plazo, el perfil de los hábitats, de las ciuda­des y de sus servicios.

La reestructuración de la maquinaria del go­bierno, que implica refundir entidades que ha­cen las mismas funciones o tienen iguales objeti­vos y blancos de público, es una de las primeras señales de cambio.

El Presidente Luis Abinader, que es joven y pa­ra nada ajeno a los aires de transformación que se vislumbran en lontananza, tendrá que hacer honor al nombre del partido que lo llevó al po­der, impulsando la modernización del país y de­jando atrás una sociedad que ya, descompuesta por la pandemia, necesita abrirse nuevos surcos.

Esa es la esperanza de las nuevas generacio­nes.

Tags relacionados