REFLEXIONES DEL DIRECTOR

La prensa, una reconversión inevitable

La pandemia del coronavirus marcó el punto de inflexión del modelo de negocios bajo el cual la prensa tradicional pudo, durante décadas, mantener el monopolio de las noticias.

Desde el momento en que el desconocido virus hizo su aparición en el mundo, encerrando a millones de ciudadanos en sus hogares, los diarios impresos se vieron en apuros para sobrevivir en la crisis.

Muchos suspendieron sus ediciones en papel o las redujeron a uno o dos días. Otros migraron hacia el formato digital. Varios, que padecían insuficiencia de ingresos por publicidad, colapsaron.

Sobreviven aquellos que, con antelación, promovieron transformaciones para apostar a la vía digital y ampliar sus audiencias, circunstancia que resultó favorable a la hora en que se desató la pandemia.

Esa reinvención, que ha venido acompañada de un cambio estructural que convierte al impreso en una especie de subproducto del digital, a la inversa de lo que antes ocurría, es tabla de salvación.

Y para mayor fortuna, el fenómeno de la creciente diseminación de noticias falsas o dudosas en las vías digitales, especialmente en las redes sociales, ha permitido que los medios empiecen a recobrar los espacios ganados a través de un periodismo veraz, creíble y depurado.

Ahora toca el turno a un vuelco de 360 grados en los contenidos del impreso bajo las claves del periodismo del día después, con contenidos más profundos y atemporales, con investigaciones y manejo de datos mediante el uso de la inteligencia artificial y con un espíritu de aportar soluciones prácticas a las necesidades de los lectores.

Hasta que viva el último de ellos.

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