Al menos, cuidémonos de Isaías
Ya que hemos sido timoratos frente a un enemigo invisible o fantasmal como el Covid, al menos debemos cuidarnos frente a los embates que se presagian con el paso del ciclón Isaías por el país.
Pese a la larga experiencia que tenemos frente a los ciclones, aquí todavía mucha gente suele hacerse indiferente ante las advertencias y alertas de las autoridades sobre la peligrosidad de estos fenómenos.
Por eso las experiencias anteriores se han saldado con muertes de personas que rehúsan permanecer en refugios, lejos de lugares vulnerables o, en cambio, con altas cuotas de damnificados que perdieron sus casas, mas no la vida, por culpa del embate de los vientos o los derrumbes.
Esta vez nos encontramos en una situación nueva, porque millares de personas se encuentran hospitalizadas o en aislamiento domiciliario a causa del Covid, y buena parte de los médicos y voluntarios están exclusivamente concentrados en sus cuidados.
El desplazamiento forzoso de personas que viven en zonas vulnerables para su traslado a instalaciones que están originalmente dispuestas para cuarentenas de Covid, debe hacerse respetando las reglas de protección para evitar más contagios.
Los ciclones, como el Covid, no tienen víctimas favoritas ni discriminan. Los que tienen que cuidarse son los seres humanos, respetando las recomendaciones de no andar en las calles durante el temporal.
Ni mucho menos arriesgarse a entrar en alta mar en pequeñas embarcaciones ni a desafiar los oleajes de las playas y costas.