El alma nacional está abatida

Este país está triste. El Covid está matando a muchos dominicanos, contagiando a decenas de miles y sumiendo a la ciudadanía en una profunda angustia e incertidumbre.

La tragedia ha tocado todas las puertas. Las de personas pobres y ricas, adultas y jóvenes, que han expirado en la soledad de las salas de cuidados intensivos y llevadas a la tumba sin la presencia de sus familiares más cercanos.

Estos últimos forman parte de una legión traumatizada por las pérdidas de sus seres queridos, a quienes no pudieron darle el último adiós.

Pero tantos como ellos son los que viven expectantes de la evolución de los contagiados aislados en hospitales o de aquellos que, recluidos en las casas, apenas pueden tener un contacto cercano con padres, hijos, hermanos o amigos.

Este país derrama lágrimas de dolor cada día al conocer la inesperada partida de uno de los nuestros, o las penurias que sufren los que buscan camas para hospitalizarse y no las encuentran.

Este país tiene su alma abatida por la pandemia.

Su futuro es incierto. Como la vida misma.

Los que han podido sobrevivir a los embates asesinos del coronavirus son los que tienen en sus manos la capacidad de combatirlo con las mejores armas de la prevención.

Usémoslas y cuidémonos más.