Los muertos ocultos del coronavirus
Se tiene la sensación de que en el país han muerto por coronavirus más personas que las que oficialmente figuran en los reportes diarios de defunciones.
Esa percepción quedó reforzada ayer cuando el ministro de Salud Publica reveló que hay centros hospitalarios públicos y privados que tardan hasta tres meses en reportar los casos de muertes y de contagios.
Si es así, lo cual es una gravísima anomalía, entonces la realidad que miden los casos oficializados y las tasas calculadas está en entredicho.
En función de los casos registrados y anunciados oficialmente es que los algoritmos describen sus picos o curvas y, eventualmente, el aplanamiento de esta.
Si todavía faltan muertos y contagiados por entrar al registro, entonces estamos frente a un mapa de la pandemia totalmente desactualizado.
No se pueden calcular los momentos propicios para autorizar desescaladas de medidas si, por ejemplo, hay un brote fuerte en una provincia o en una región fuera del radar de los que dan seguimiento a la pandemia.
Urge, pues, que el Ministerio de Salud Pública reúna a todos los responsables de los hospitales y clínicas que, según dijo, no reportan a tiempo las defunciones ni los contagios, para subsanar esta falta grave de información puntual.
Con esta deficiencia, estamos librando una lucha a ciegas contra un enemigo invisible, dañino y veleidoso, sin saber a ciencia cierta por dónde se mueve o dónde ataca con más agresividad.