El sombrío horizonte del corto plazo
La pérdida de millares de empleos es una de las más dolorosas secuelas de la pandemia del coronavirus, que todavía sigue cobrando vidas humanas.
De momento, más de un millón de empleados de empresas privadas se encuentran en situación de suspensión de labores, aunque recibiendo salarios temporales del gobierno.
De esa cantidad, probablemente unos 300,000 queden definitivamente desempleados.
Con tantos damnificados y con un aparato económico severamente lesionado por la parálisis de la larga cuarentena y la caída del comercio internacional, se profundizará la pobreza en el país.
Es un panorama sombrío el que tenemos a corta distancia.
El mayor reto que afrontará el nuevo gobierno, condenado desde ya a lidiar con múltiples demandas de orden social, sanitario y económico, será el de conducir al país por la ruta menos traumática o rezagada hacia la recuperación nacional.